Jueves de chicas: Dana Scully

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Yo era muy fan de Expediente X. Eso sí, hasta la 5ª temporada, lo siento pero los rollos conspiratorios de Mulder me rallaban mucho.

De hecho, ahora que lo pienso, fue la primera serie que distinguí por temporadas. Cuando era pequeña los episodios se mezclaban en mi cabeza y los niños de las series crecían y volvía a encoger constantemente. Pero en Expediente X había un hilo conductor, tramas, subtramas, y muchos personajes secundarios que merecías la pena.

Y aprendimos a decir la ciudad y el estado para situarnos. «Richmond, Virginia» empezó a sonarnos familiar. Siempre me pareció un recurso fabuloso el situar una serie de misterio en ciudades pequeñas desperdigadas por la geografía norteamericana, y estoy convencida de que «Supernatural» sacó la idea de esta serie.

Pero a lo que iba, Dana Scully. Uno de los personajes femeninos mejor escritos de los 90, segura, con carácter, firme y trabajadora. Y no era «la compañera de Mulder». Era famosa por sí misma y su nombre era igual de reconocible que el de la serie. No necesitaba lucir su cuerpo para llamar la atención, aunque también es cierto que en aquella época las mujeres tenían derecho a no llevar ropa ceñida.

Y tenía más paciencia que un santo con el pesado de Mulder.

Larga vida a Dana.

 

El frío

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Voy a ser sincera, el frío me deprime. Nunca he vivido en un lugar muy frío, sino de clima suave, pero cuando viajo no me atrae nada ir a esquiar o a sitios gélidos. La posibilidad de quedarme tirada en la carretera, o en una ciudad grande cuando se acaba el transporte público, y pasar frío, me espanta.

No he podido encontrarla, pero hay una imagen que me quedó grabada en las noticias hace muchos años. Hubo una ola de frío en Rusia, y en Siberia las temperaturas alcanzaron muchos grados bajo cero. El agua helada reventó las cañerías y no había agua caliente, además tampoco había suministro de gas y no funcionaba la calefacción en muchas casas. El suministro eléctrico también acabó cayendo. Mucha gente murió de hipotermia o por enfermedades relacionadas.

Pero lo que más me espantó fue la imagen de una chica joven arrebujada en la cama con su bebé, tratando de protegerlo con el calor de su cuerpo, bajo al menos 6 mantas. Daba muchísima pena y miedo. Me dio una idea de lo que puede llegar a sufrir alguien por culpa del frío.

«La carretera», de Cormack McCarthy, también da una idea. Os lo recomiendo si sois lectores muy duros. Y aún así, coged una buena manta.

«Puntos Negros» está de gira

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Este es un proyecto que me hace mucha ilusión y creo que no lo había comentado por aquí. Con la ayuda de una impresora, un cordel, y algunos ayudantes muy guapos, estoy repartiendo los primeros capítulos de «Puntos Negros» en papel por España adelante. Mis ayudantes tienen la misión de llevar estas copias a un punto de bookcrossing (los hay en algunas cafeterías y bibliotecas) o entregárselo a un amigo/a para continuar la cadena y transmitir la palabra. Las copias incluyen un marcapáginas con información para descargar y el código QR.

Todo esto con el beneplácito de Kindle Direct Publishing, quede claro.

De momento, estas copias han llegado a Alicante, Huelva, Lugo, Badajoz, Avilés… y quién sabe dónde…

Jueves de chicas: Scarlett O’Hara

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Rica, sureña, orgullosa y con una ambición desmedida. No fue la primera mujer fatal del cine, pero sí una de las más importantes y de las pocas con película propia. No era «la mujer de», ni «la novia peligrosa», ni un personaje secundario que nadie recuerda. Era ella,  con su belleza deslumbrante, sus armas de mujer siempre a punto y su valentía para salir adelante. Ni buscando maridos, ni curando enfermos en la guerra, nunca tenía rival.

No voy a hablar del infierno que supuso el rodaje de «lo que el viento se llevó», por el que pasaron 4 directores, ni del libro que dio origen a la misma, porque no lo he leído, pero sí que la presencia de Vivien Leigh es imprescindible para dotar al personaje de esa fuerza y ese magnetismo que la han hecho legendaria.

De modo que, por su garra, su poder de seducción, su capacidad de resurgir de sus cenizas y aquel vestido hecho con unas cortinas, merece estar en este Jueves de Chicas.

52 retos de escritura: Reto 3

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(aquí están todos los retos del año)

3. Empieza una historia con: “Estoy de pie en mi cocina…”. Debe ser una historia de suspense.

 

Estoy de pie en mi cocina y pongo la tetera a hervir. De pronto veo que un gato me está mirando desde fuera, apoyado en el alféizar, y me extraña, porque yo no tengo gato. Tampoco los he visto por el barrio en mucho tiempo.

A mí me gustan los gatos, pero este es un gato feo. Es el típico marrón y negro, de manchas desperdigadas; creo que son gatas, por no sé qué cromosoma que me dijo mi hermano.

El caso es que, y esto es lo más gracioso, el gato no me mira a mí, sino a algo detrás de mí. Pero detrás de mí solo está la nevera.

En un momento dado se me ocurre que a lo mejor le huele a comida, pero me extraña, porque soy muy escrupulosa y en seguida me doy cuenta si se estropea algo o huele a podrido. Pero como tengo una fiambrera con guiso de merluza, abro la nevera y compruebo que no está pasada. Pues nada, no era eso.

Me doy la vuelta y el gato no está. No está fuera, en la ventana, sino sentado frente a mí. No sé cómo ha entrado en casa.

Pero el maldito gato sigue sin mirarme, mira detrás de mí, pero yo ni siquiera estoy en la misma posición que antes, ahora estoy delante de la puerta. Eso no me gusta, porque no cerré la puerta al entrar. Tengo miedo. La tensión me hiela los músculos pero consigo girarme y mirar detrás de mí. Nada. Allí no hay nadie.

Ya que parece amistoso, intento acariciarlo, pero bufa y me intenta arañar. Sin embargo no se mueve. Sigue mirando a la nada. Vuelvo a abrir la nevera y saco el pescado, a ver si le gusta. Cuando me doy la vuelta y empiezo a apartar los guisantes, me fijo en que ha cambiado de objetivo. Ya no mira detrás de mí, sino hacia la mesa donde desayuno. Por supuesto allí tampoco hay nadie. Intento ignorar su comportamiento y le pongo el pescado delante.

Por primera vez me mira a mí de verdad. Maúlla como preguntando algo y olfatea el pescado. Prueba un poco.

Inmediatamente lo distrae algo. Se queda mirando la nada de nuevo, pero esta vez a mi lado. Vale, esto ya pasa de castaño oscuro. Hago un esfuerzo por mirar ahí, aunque me cuesta. Efectivamente sigue sin haber nadie, pero ya no estoy segura de nada. Me parece que estoy viviendo un sueño. El gato maúlla y se le eriza el pelo. Curiosamente a mí también se me eriza.

Lo más horrible es que veo que el pelo del gato cambia de forma, se aplana como si alguien lo acariciase. El gato se calma, pero yo no. Y entonces siento que algo me toca el brazo, y no aguanto más.

Grito.

Y el gato está fuera otra vez.

La tetera hierve y silba.

Miro otra vez y el gato ya no está.

 

52 retos de escritura: Reto 2

Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los zombis, con otros sucesos dignos de felice recordación

Este es el segundo reto de El libro del escritor, en el que tenemos que recrear la célebre escena de los molinos de «EL Quijote», pero con zombis en lugar de gigantes.

En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como Don Quijote los vió, dijo a su escudero:

-Nos acercamos a un desafío mayúsculo,mortal y tenebroso; ¿ves allí, Sancho Panza, esas hordas de caminantes sin vida, criaturas corrompidas que desafían a Dios? Hemos de llegar allí raudos y acabar con tal abominación. Mira, si hasta mueven los brazos sin tino ni garbo, por causa de la putrefacción.

-No alucine vuestra merced, respondió Sancho, aquellos que allí se parecen no son zombis, sino molinos, y esos gestos extraños los hacen movidos por el viento que hace andar la piedra.

-Bien parece, respondió Don Quijote, que no sabes nada de muertos vivientes; ellos son caminantes, y voy a derrotarlos con fiera gallardía, así sean infectados.

-¡Detente, insensato! No vayas a liarla como aquella noche en Toledo, que confundiste a la Tuna con unos vampiros y a día de hoy siguen oliendo a ajo.

Pero Don Quijote, empecinado, le ignoró creyéndole ignorante, y enfilóse hacia los molinos a través de la meseta, mientras se recortaba su silueta contra el ocaso anaranjado.

-¡Alto, hijos del Maligno, o yo mismo os mandaré de vuelta al camposanto!

Cuando de pronto una ráfaga de viento le hizo acordar y dióse cuenta del entuerto, y tiró de las riendas mientras gritaba:

-¡COÑO!

El caballo, entre orden y contraorden, se encabritó, y lo mandó por el aire, donde dio un loop doble y acabó mordiendo el heno en una bala de paja puesta allí por ventura.

-Menuda galleta, Don Quijote.

-En efecto, mi querido escudero. Asísteme, que creo que me he roto el culo.

-Desde luego, mire que se le va la pinza. Ande, cárguese sobre mí.

Y caballero renqueante y escudero se perdieron en la inmensidad de la estepa castellana, mientras Sancho se giraba hacia atrás y mostraba sus ojos vidriosos revelando su verdadera identidad de muerto viviente…

Jueves de chicas: Debbie Harry

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Esta semana ha sido dura para los fans de la música con motivo de la pérdida de David Bowie, así que quiero paliarlo con mi particular homenaje a la movida punk, a la disco y a la musa de buena parte de los artistas de los 70, 80 y actuales.

Deborah Harry cantaba en la banda Blondie, pero ella los supera en fama y en valor como icono. Era sexy, tenía un encanto irresistible, y era elegante. Porque empezó su carrera musical subiendo a los escenarios de tugurios neoyorkinos en camiseta y sin bragas… y aún así era elegante. Y porque en cada revista que abras, la mitad de los estilismos sacan algo de ella.

Y por su voz, y por su voz.

Larga vida a la rubita.

52 Retos de escritura: reto 1

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1. Escribe sobre un sueño o pesadilla que hayas tenido esta semana.

Bien, normalmente no recuerdo los sueños, o solo recuerdo fragmentos inconexos, pero recuerdo perfectamente algunas pesadillas que he tenido. Especialmente una que continuó después de despertarme.

No era una pesadilla dentro de otra, cosa que me ocurre de vez en cuando, sino una que incluía a alguien muy cercano a mí. No recuerdo el contexto exacto, pero sí su mirada fija en mí en el momento en que me di cuenta de que quería hacerme daño. Vi cómo se giraba hacia a mí y blandía un cuchillo grande y afilado, y sentí un terror creciente. Grité y me desperté.

Durante los siguientes minutos (puede que fuesen veinte o treinta) no pude moverme, estaba paralizada con el miedo. Mi único impulso era alcanzar el interruptor, encender la luz e ir al baño; pero era imposible, mis músculos y articulaciones estaban rígidos, mi mente totalmente bloqueada por la visión de aquella mirada perturbada que hasta entonces era amiga.

Cuando mi nivel de ansiedad bajó, junté fuerzas y me levanté, pero la sensación de pánico me acompañó una temporada.

 

 

 

Reseña: «Cicatriz», de Juan Gómez-Jurado

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Una de las mejores cosas que me puede pasar cuando leo es que el libro en cuestión me produzca sensaciones tangibles, y «Cicatriz» me ha dado frío. Lo digo en el mejor sentido: no me ha dejado fría, sino que desde el primer momento me ha atrapado de tal forma que seguí los pasos de Simon e Irina, juntos o separados, y mientras que los el primero me llevaban a su trabajo, sus obsesiones y su thriller personal, los de la joven ucraniana me transportaron a países lejanos y gélidos, donde viví sus experiencias extremas, que la forjaron como mujer; en lugar de distraerme de la acción principal, conocer su pasado me ha ayudado a introducirme en la trama tan actual de las mafias del Este y las esposas a la carta.

Estas dos historias y los puntos donde se entrecruzan están muy bien narrados, y el autor controla los tiempos para dejarte en suspense con ambas historias. Tal vez en ocasiones puntuales resulta un poco lenta en cuanto a los avatares del protagonista, si bien es cierto que el suspense dosificado me resulta muy atractivo.

Por último, he de decir que es una novela muy humana. Los personajes son profundos, ricos, y las relaciones entre ellos rezuman autenticidad e imperfección. En especial, la amistad de Simon con su hermano Arthur me llegó muy adentro.

En definitiva, es una trepidante novela negra con un final sorprendente y que tiene mucho más que ofrecer que la media del género. Ahora tengo que ponerme con las anteriores de Juan Gómez-Jurado 🙂

(La edita Ediciones B, pero está a muy buen precio en Kindle  )